L.R.G.
Ganado:
seis toros de Núñez del Cuvillo,
desigualmente presentados, de buen juego en general, destacando por su bondad y
clase "Laborador" lidiado en cuarto lugar.
"Finito
de Córdoba": estocada
trasera y descabello (ovación) y
estocada tras escuchar los tres avisos (fuerte ovación).
"Morante
de la Puebla": pinchazo,
media tendida, pinchazo y estocada desprendida (silencio) y pinchazo y estocada trasera y
desprendida (oreja).
Alejandro
Talavante: estocada
trasera y desprendida (oreja) y pinchazo, estocada y dos descabellos (palmas).
Plaza: media entrada en tarde de calor soportable.
Incidencias:
Polémica
desatada entre "Finito" y parte de la plaza contra el presidente que
se negó a indultar al toro "Laborador".
La inmensa mayoría de los espectadores que
se dieron cita en "Los Califas" de seguro que no han visto torear
nunca como lo hizo "Finito" al cuarto de la tarde de nombre
"Laborador", marcado con el número 65 y de 510 kilos de peso. No se
puede torear mejor, ni con mas arte ni con mas empaque. Una delicia lo que
ofreció el torero del Arrecife en una faena pletórica de sentimiento y torería.
La tarde discurría mediocre hasta que salió el cuarto de Núñez. Un toro cómodo,
como toda la corrida, bien hecho, noble y bravo. "Finito" le enjaretó
unas verónicas de recibo que fue anticipo de lo que vendría después. El toro no
se empleó en el caballo ( y quizás eso fue lo que predispuso al presidente a
negar el indulto) pero llegó a la muleta en total armonía con el torero. Tras
unas tandas por la derecha con mucha hondura, el "Fino" se pasó la
franela a la zurda y ahí llegó la locura colectiva. No se puede torear mejor.
Estética, muletazos bien rematados, al ralentí, con majeza. Insuperables. La
paranoica se adueño de los tendidos que no se cansaban de jalear al torero.
Uno, otro y otro...hasta 22 minutos estuvo "Laborador" embistiendo.
Una obra de arte increíble. Toreo pleno de plasticidad, rotundo, inigualable. Y
cuando todo parecía que se iba a culminar con la suerte suprema, algunos
espectadores pidieron que no lo matara. El torero se dirige a la presidencia y
el usía le indica que lo mate. Arrecia la protesta y "Finito" sigue
toreando. Cada vez mejor a un toro incansable en la embestida. Nueva mirada a
la presidencia y nuevo gesto para que lo mate. Así, toreando y retando al palco
sonaron los tres avisos y entonces el torero monta la espada (los alguacilillos
desde el callejón le indicaban que no lo hiciera, que el toro estaba devuelto a
corrales) pero "Finito" hace caso omiso y de una estocada acaba con
el noble animal. De seguro que de haberlo sabido no hubiera dudado en matarlo,
pero un indulto tiene el premio de los máximos trofeos y eso lleva emparejado
hacerse con todos los premios puestos en juego en la feria. Una pena que un
toreo de esa dimensión no encontrara recompensa.
En la memoria de los que estuvimos en la
plaza quedará para siempre el recuerdo de una tarde histórica por los motivos
ya reseñados , pero sobre todo por una obra de arte sublime escrita por la
muleta de Juan Serrano "Finito de Córdoba".
El resto de la corrida, como imaginan,
queda en segundo plano. "Finito" en su primero no pasó de la
discreción ante un animal que no se entregó nunca. Morante, por su parte, noi encontró material en su primero y en su
segundo, al que cortó una oreja, se preguntaría que hago yo ahora después de lo
que he visto?. Toreó con mucho garbo e instrumentó naturales de mucha hondura.
Talavante arrancó una oreja de su primero tras una faena de fibra con mucha
quietud. En el sexto no tuvo enemigo aparente.
Cuando "Finito" cruzó el ruedo
(sin despedirse del palco) la ovación que le acompañó fue atronadora, aunque
unos estaban a favor del indulto y otros no. Lo bueno de la Fiesta: la polémica
y la pasión en los tendidos.
Reseñar que el mayoral de la ganadería, una
vez "Laborador" en el desolladero se llevó las "pajuelas"
para su posterior utilización en fecundación in vitro.
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