Ladislao Rodríguez
Galán
El
3 de septiembre de 1972 Fernando Serrano Alcalá-Zamora “Yiyo” tomó la
alternativa en la plaza de toros de Las Canteras de Priego. Ahora, por tanto,
acaba de cumplirse el cuarenta
aniversario de esa efemérides. El torero, que estaba triunfando como novillero,
rehusó hacerse matador de toros en ninguna otra plaza que no fuera la de Las
Canteras, de su pueblo, eligiendo para
el feliz acontecimiento la
Feria Real. El cartel
de la alternativa fue netamente cordobés, actuando como padrino Florencio
Casado “El Hencho” y de testigo Antonio José Galán. Los astados correspondían a
la vacada de Manuel García Fernández Palacios. El toro de la alternativa se
llamaba “Culebro y “Yiyo” le cortó
las dos orejas y dio dos vueltas triunfales al ruedo..
A
pesar que tras el doctorado recondujo su vida por otros derroteros ajenos al mundo
taurino, nunca ha dejado de ser un aficionado cabal y entendido. Pocas veces ha
faltado a la cita en la plaza de su pueblo. Disfruta y sufre en el tendido con
lo que sucede en el ruedo. Como sufrió la tarde del día 3 en que, precisamente,
se conmemoraban los cuarenta años de aquel acontecimiento histórico. Porque esa
tarde le volvían a comer los nervios ya
que era otra fecha importante para la historia taurina de Priego. Su sobrino,
Miguel Ángel Serrano (hijo de un hermano), debutaba con caballos en la misma
plaza, cuarenta años después, en la que él se hizo matador de toros. Tarde de
emociones para este hombre sencillo y modesto, que al finalizar el paseíllo las
cuadrillas, fue invitado a salir al ruedo a recoger la ovación de sus paisanos
y, justamente ante la barrera donde recibió el doctorado, la Tertulia Taurina
“La Montera”,
de Córdoba, no queriendo que pasara
desapercibida esa fecha, rindió un
sencillo homenaje al honrado torero prieguense entregándole un artístico
diploma como recuerdo de tan señalada efemérides.
HISTORIA PROFESIONAL
Fernando
nació en el seno de una familia muy taurina el 1 de Enero de 1948. Su
bisabuelo, Alfredo Serrano, fue empresario de la plaza de toros de Priego
muchos años y su padre, José María, fue novillero en su juventud. Es normal,
pues, que el chiquillo estuviera rodeado de este ambiente en el que, además, se sentía muy a
gusto.
Cuenta
Miguel Forcada en su libro “Fiestas de toros en la comarca de Priego de
Córdoba” que el primer contacto de Fernando con una becerrita se produce, junto
a sus hermanos, en el patio de la casa donde vivían, sita en la calle Herreros,
nº 14. De niño es ya un buen aficionado a los toros y comienza a entrenar a muy
temprana edad. Siempre por entretenimiento, nunca pensando que llegaría a ser
el único ( hasta la fecha) matador de toros nacido en el pueblo. Es en 1965,
con 17 años, cuando de verdad se siente torero. Sucede ante una becerrita que
su padre adquiere para torearla entre todos los hermanos. Torea muy bien de
capote y cuando tenía que matarla su hermano José María, pide hacerlo él y se
le concede el deseo. Lo hace bien y ya no piensa en otra cosa que no sea en
hacerse torero. Se entrena a fondo con duras sesiones de ejercicio físico y
toreando mucho de salón. El día 23 de Abril de 1967 debuta ante el público en
Brozas (Cáceres). El chaval esta muy bien y es ovacionado. Este sería el
comienzo de una brillante carrera paseando el nombre de su pueblo por la geografía taurina española. Dominaba muy
bien el toreo de capa y con la muleta era un torero artista, pero lo fundamental,
la suerte suprema, se le daba de maravilla. Ser tan certero con la espada le
abrió muchas puertas grandes porque remataba muy bien sus faenas. “Yiyo”
utilizó siempre para matar sus toros un estoque que perteneció al I Califa del
Toreo Rafael Molina “Lagartijo”. Esta espada, que el guarda como oro en paño,
se la obsequió José Lozano Madrid, gran admirador suyo.
La
temporada de 1.967 fue muy importante en su carrera, pues alcanzó a torear 14
novilladas ( aunque firmó veinte) cortando un total de catorce orejas y dos
rabos. Balance mas que importante tratándose de su primera temporada. Recuerda
con satisfacción la tarde del 15 de septiembre en Ubrique, donde después de una
enorme faena mató al toro de fulminante estocada y le otorgaron las dos orejas
y el rabo. En la temporada de 1.968 comenzó a dar su dimensión como un torero
importante, pues consiguió torear fuera de Andalucía, sobre todo en Extremadura
y algunas plazas del norte. Tras un excelente comienzo de la temporada 1.969,
en la que alterna en un festival con Jaime Ostos y “Miguelín”, decide hacer la
presentación oficial en su pueblo. El ambiente era extraordinario. Ya se
comenta en los mentideros taurinos la capacidad de Fernando para triunfar la
mayoría de las tardes, y eso anima a la gente. Hay muchos deseos de ver al
torero paisano. Pero por culpa de la lluvia hasta dos veces hubo de aplazarse
la novillada de presentación, hasta que, por fin, el día 8 de Junio se celebra
el festejo. Con novillos de Pérez Valderrama, “Yiyo” corta una oreja en el
primero y dos y el rabo en el segundo. La plaza era un disloque. Le acompañaban
en el cartel Tobalo Vargas y David Moreno “Morenito de Cáceres”. Como apunte
curioso señalar que fue llevado a hombros hasta su propia casa. En la temporada
de 1.970, por mor del servicio militar, la carrera del valiente diestro sufre
un ralentí importante, actuando solo en dos festejos: Priego y Torremolinos. Se
licencia a mediados de Agosto del año siguiente Y alcanza a torear cerca de una
docena de novilladas, entre las que hay que destacar su presentación en La Maestranza de Sevilla,
junto a Curro Camacho y Fabián Mena, lidiando ganado de García Romero. Aunque
los novillos no colaboraron en absoluto, hubo petición de oreja y ante la
negativa del palco a concederla, dio una triunfal vuelta al ruedo entre
ovaciones. Los cronistas de la época ensalzaron la labor del diestro cordobés. En
1.972 llega a la
Alternativa con un bagaje de media docena novilladas
toreadas, haciéndolo tras la alternativa solo una vez.
Fernando
Serrano no confirmó el doctorado en Madrid ni se cortó la coleta, simplemente
dejó de torear.
Esta
es, en síntesis, la historia profesional de un torero cordobés que acaba de
cumplir cuarenta años como matador de toros.
Para
terminar estas líneas, una anécdota que me refirió el propio torero. Es normal,
y casi obligado como documento histórico, que los toreros cuando toman la
alternativa manden disecar la cabeza del toro.
Fernando no puede lucir ese trofeo, porque cuando acordaron los
carniceros la habían destruido. Si cuelga en su casa la cabeza del segundo
toro.
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