La
Federación Provincial
Taurina de Córdoba, fuera de ideologías políticas, tiene la misión de velar por
la fiesta de los toros, obligación que ya de hecho nos impone nuestra propia
identidad, dentro de la cual se encuentra el defender la trayectoria taurina de
los toreros que dieron gloria y nombre internacional de nuestra tierra como
califato de toreo. Es por ello que, tras las manifestaciones vertidas en radio
y prensa sobre la figura de don Antonio Cañero Baena, hemos de manifestar que
es muy injusto, que en nuestra tierra, se ponga en duda la trayectoria
artística de este hombre, al que tanto debe la historia del toreo y la propia
Córdoba.
Como
vemos que las citadas manifestaciones, realizadas incluso por políticos de
elevada relevancia, rayan en la ignorancia más supina, creemos necesario, para
que quede fuera de toda duda, recorrer
su importantísima trayectoria artística, y no precisamente la que
contamos nosotros, si no la que cuentan las plumas más prestigiosas de la
tauromaquia, en enciclopedias y tratados históricos de solvencia más que constatada, que
recomendamos se lean, antes de hablar y cometer estos atropellos históricos.
Por
otra parte señalar que es ésta, su trayectoria artística, la que a los
aficionados nos interesa, como legado histórico de nuestra tierra, la que por
hombres geniales como él es considerada mundialmente, repetimos, cuna y
califato del toreo.
D.
Antonio Cañero fue pionero del siglo XX. Llevó a las plazas una forma nueva de
hacer el toreo, admirada por propios y extraños: el toreo a caballo, tal y como
se concebía el toreo a pie, perfilando sus reglas, dando lecciones magistrales
de destreza y doma, ante verdaderos toros con sus defensas íntegras, lo que
doblaba su mérito y valor, algo que los que le siguieron, que por supuesto
aprendieron de él, no pudieron hacer, excepto en muy contadas ocasiones, como
ellos mismos reconocieron. Del mismo modo, los actuales también admiten que,
hoy, pese a lo que ha evolucionado este arte, no se puede hacer.
Más
de una decena de percances, varios de ellos de extremísima gravedad, avalan su
espartano valor, y su desmesurada afición, verdad y entrega, pues sorteaba con
los demás matadores, y ante aquellos toros de verdad, se jugaba la vida a
diario, echando pie a tierra y toreando como uno más de ellos, ganando así su
merecida fama y patrimonio, que luego donó a Córdoba, quedando así patente hoy
como “el barrio de Cañero”, la obra social más grande que se ha hecho en
Córdoba junto a la del padre Bonifacio.
Admirado
en todo el orbe taurino, Francia, Portugal, Méjico, Perú, Venezuela, e incluso
países como Italia, país donde se le pidió que dirigiese una escuela ecuestre
como legado de su arte.
Nunca
rehusó a participar en festivales a beneficio de una causa justa, actuando en
multitud de ellos pues el atractivo de su arte garantizaba el éxito, poniendo
siempre el cartel de no hay billetes. También él organizó muchos a beneficio de
compañeros de profesión (“Conejito”, “Parejito”, para su propia cuadrilla y
otros muchos), así como para otras causas benéficas (el pueblo de Montoro puede
dar fe de ello).
Colaboró
económicamente en el monumento a “Manolete”, en el de Julio Romero de Torres,
en la restauración de la Virgen
del Pocito y un largo etc., así como para paliar desastres sufridos por
inundaciones en barrios de Córdoba.
Por
todo ello, esta Federación considera merecido el homenaje a don Antonio Cañero,
así como todos los que se le hagan a su
vida artística como figura indiscutible de la historia del toreo, pues como
dejó dicho don Álvaro Domecq: “No se puede hablar de la historia del rejoneo
sin nombrar a don Antonio Cañero, pues el perfiló las reglas de lo que hoy
hacemos los demás y lo que harán los que nos sucedan”.
Federación Provincial
Taurina de Córdoba
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