EMPRESA TAURINA

EMPRESA TAURINA
CARTEL

domingo, 13 de mayo de 2012

DEBUT TAURINO DE PABLO

         TOREÓ CON ÉXITO EL DÍA DE SU PRIMERA COMUNIÓN
 

De siempre las aficiones de los padres y abuelos por determinados espectáculos, han procurado pasarlos a sus descendientes.
Este es el caso de Pablo Mata, un  prestigioso empresario de La Carlota, quien, además de persona entrañable, es un excelente aficionado a la fiesta de los toros. Este buen  hombre, ha conseguido pasar esta pasión por la Fiesta a sus hijos y ahora está empeñado que sus nietos entiendan y amen este espectáculo sin igual. Y vaya si lo ha conseguido.
Su nieto Pablo asiste a la escuela taurina de la Aldea Quintana  dirigida por el aficionado práctico Diego Martínez, que hace unos años participó con éxito en las novilladas del inolvidable Centro de Promoción Taurina Manolete de nuestra capital.
Pues bien, el pequeño Pablo es alumno aventajado y hoy, con motivo de su Primera Comunión, ha tenido la oportunidad de demostrarlo. Para que no olvidara nunca esta fecha, su abuelo con la colaboración del mencionado Diego y de Juan Plata, le ha montado un festejo taurino a su medida.
El chico ha lucido un traje corto de categoría para enfrentarse por primera vez a una res brava. Como testigos un público entusiasta compuesto por cerca de doscientos cincuenta invitados que han compartido un espléndido almuerzo con la familia para celebrar esta inolvidable efemérides.
Pablo, al que vistió detalladamente Juanito Plata, hizo el paseíllo, a los sones del pasodoble Manolete,  acompañado de sus primos y amigos. Mucha expectación en la improvisada plaza y muchos nervios en el muchacho. La ocasión lo requería, pues iba a demostrar ante un público “exigente” todo lo aprendido en la escuela.
Suena el clarín y aparece una becerrita preciosa a la que para y somete Diego Martínez. Con la confianza ya asegurada, sale del burladero Pablo con su capotillo  y le enjareta unas verónicas ( al paso, eso sí) con mucha enjundia. La cosa funciona y de momento esto va saliendo bien.
Toma la muleta y brinda a su abuelo Pablo, al que se le caía la baba de ver a su nieto, de nueve años, hacer lo que a él, de siempre, le hubiera gustado : torear.
El chico se dirige a la “fiera” paso a paso, lentamente, citándola y llamándola con la voz. La becerrita acude y con muñeca y cintura la templa y la manda. Tres derechazos de buena factura. Se retira, la cita otra vez y le endilga cinco naturales  que levantaron una gran ovación. La faena estaba hecha. Pablo había cumplido el sueño de su abuelo y el de él mismo. Ahí queda eso, se dijo, plegó la muleta en su brazo, y con paso ceremonioso se refugió en el burladero.
Otros chavales salieron a torear y aún tuvo Pablo arrestos para hacerlo otra vez al alimón. La becerrita, que era un cañón, no se cansaba de embestir y, por tanto, todos se divirtieron.
Cuando el animal volvió al chiquero, un grupo de enfervorizados seguidores de Pablo lo sacaron de la plaza a hombros. La historia estaba escrita.
Esta noche, cuando el chico se acueste, soñará con este día inolvidable. Por la mañana su Primera Comunión y a la caída de la tarde su debut ante una res brava. Lo justo para sentirse satisfecho y feliz.- L.R.G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario